Dios les bendiga estimados lectores, deseamos que se encuentren muy bien. Estamos celebrando el 74 aniversario de Independencia del Estado Moderno de Israel, y queremos invitarlos a conocer un poco más sobre quién es Israel, el pueblo Judío, y también sobre el amor y reconocimiento que distinguidas personalidades han dado a Israel.
Sabemos que se podrían escribir un sin fin de libros sobre la Historia del pueblo Judío, y esto solo si comenzamos desde la creación del Nuevo Estado en 1948 oficialmente ante la ONU (Isaías 66:8-9), y respecto al regreso de la Diáspora que hasta hoy seguimos viendo maravillosamente.
Sin más preámbulos, comencemos.
“Así ha dicho el Señor, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche; que parte la mar y braman sus ondas; el Señor de los ejércitos es Su Nombre: Si estas leyes faltaren delante de Mí, dice el Señor, también la simiente de Israel faltará para no ser nación delante de Mí todos los días” (Jeremías 31:35-36).
El pueblo Judío no sólo es “el eterno pueblo de Dios”, mas es muy amado del Eterno Creador del Universo.
“Y haré de ti (Israel) una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición: Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:2-3). Si Dios bendijo a Israel y puso en este pueblo una bendición única para las familias (naciones) de la tierra, “y bendeciré a los que te bendijeren” y “serán benditas en ti todas las familias de la tierra”, entonces podemos ver que el pueblo Judío es especial para Dios.
Ahora, no solo es especial por haberlo bendecido y ser de bendición para el mundo entero, sino que además, Dios fue mucho más allá, pues no solo lo bendijo, como si ello fuera poco, sino que también lo ama y todos aquellos que amen y bendigan a Su pueblo serán bendecidos por Dios: “Pedid la paz de Jerusalem: Sean prosperados los que te aman. Haya paz en tu antemuro, y descanso en tus palacios. Por amor de mis hermanos y mis compañeros hablaré ahora paz de ti. A causa de la casa del Señor nuestro Dios, buscaré bien para ti” (Salmos 122:6-9).
No es este el momento ni el propósito de señalar cada una de palabras que Dios dejó en Su Libro Sagrado para nuestra enseñanza (Romanos 15:4), pero les compartimos un poco, solo para que despierte su interés por conocer este “bendito amor” que tenemos hacia el pueblo Judío.
Cuando Dios se manifestó en carne en este mundo (1 Timoteo 3:16), vino en semblanza y apariencia del pueblo Judío, Sus discípulos (apóstoles) fueron Judíos, la nación a la que Dios vino fue Israel, y Su Iglesia comenzó con Judíos. Es suficiente por el momento para alumbrar un poco más su interés por este pueblo, aunque siempre hay más que se pueda decir a favor de un limpio entendimiento, valorar y amar al pueblo de Dios.
A continuación, les compartimos algunas palabras de líderes y personajes distinguidos sobre el pueblo de Israel:
John Adams, segundo presidente de Estados Unidos y uno de sus fundadores, escribió: «Los hebreos han contribuido más para civilizar a los hombres que ninguna otra nación. Si yo fuera ateo y creyera en el eterno ciego destino, todavía creería que el destino ha ordenado a los Judíos ser el más esencial instrumento para civilizar a las naciones. Son la nación más gloriosa que jamás habitó esta tierra. Los romanos y su imperio no fueron sino una burbuja en comparación con los Judíos. Como un ejemplo, tenemos las “7 leyes de Noé”, donde podemos resumir los mandamientos en dos: “Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Marcos 12:30-31; Deuteronomio 6:4-5; Éxodo 20). Las leyes que rigen y juzgan al mundo, vienen de los mandamientos Divinos» (claro, también sabemos que en el siglo actual, las leyes están cambiando mucho, y tristemente en contra de la misma humanidad).
El escritor alemán Heinrich Heine, expresó: «Pueblos se elevaron y desaparecieron; estados florecieron y marchitaron, revoluciones conmovieron la superficie de la Tierra; y ellos, los Judíos, estaban encorvados sobre libros, y no notaron las tormentas del tiempo que pasaron sobre sus cabezas sin conmoverlos».
El matemático francés Blaise Pascal, opinó: «Encuentro en una esquina del mundo un pueblo especial, segregado de todos los pueblos sobre la Tierra, el más antiguo de todos. Un pueblo cuyos orígenes preceden muchos siglos de historia de los más antiguos que hay (...). El hecho de la existencia de ese pueblo me maravilla, y me parece que debe ser analizado, aunque no tenga explicación».
Mark Twain, el escritor estadounidense, reflexionó: «Los egipcios, los babilonios y los persas ascendieron y cubrieron el mundo con bullicio, grandiosidad y excelencia, hasta que se apagó su iluminación... los griegos y los romanos siguieron sus huellas, conmovieron al mundo en tormenta y se esfumaron... El judío los vio a todos, los derrotó a todos, y hoy es lo que fue desde el alba de las civilizaciones… todos son mortales menos los Judíos».
León Tolstói, sostuvo: «¿Qué es ser Judío? ¿Qué clase de única criatura es esta, que los gobernantes de todas las naciones del mundo han deshonrado, aplastado, expulsado, destruido, perseguido, quemado y ahogado, y que, a pesar de su odio y su furia, el pueblo Judío sigue viviendo y floreciendo? ¿Qué es este Judío, cuyos opresores y perseguidores solo sugerían que ellos negaran y deshonraran su religión y dejaran de largo la fidelidad a sus antepasados? Un pueblo como este nunca puede desaparecer. El Judío es eterno. Es la encarnación de la eternidad».
Y por último, escribió el gran poeta y literato Jorge Borges:
“En las ciudades del infiel, en las Juderías, en los ocasos, en los sueños, en la nostalgia de aquellos que anhelaron Jerusalem junto a las aguas de Babilonia. Y otra cosa no eras Israel, sino esa nostalgia, esa voluntad de salvar entre las inconstantes formas del tiempo tu viejo Libro Extraordinario, tu soledad con Dios. Así, la más antigua de las naciones es también la más moderna”.
Con estas breves palabras, les compartimos el corazón de algunos hombres que amaron a este pueblo especial, Israel. No nos olvidemos nunca de Israel, amemos a ese pueblo, y ayudemos también a otros a amar y bendecir al pueblo Judío.
“Alegraos con Jerusalem, y gozaos con ella, todos los que la amáis: llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella: Para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que ordeñéis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria” (Isaías 66:10-11).
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